Si lo piensas fríamente, Bruselas tiene muchas de las cosas que un niño podría desear yendo de viaje: comics en cada rincón de la ciudad, chocolate a cascoporro, gofres para exportar, patatas fritas como comida nacional y un niño desnudo que hace pis que causa veneración. Como destino turístico infantil, lo han clavado. Así que, coincidiendo con la feria del coleccionismo (!!!) de Utretch, decidimos volar a la capital belga, que sólo está a hora y media del lugar donde se celebraba la feria.
Por supuesto, nada más llegar nos fuimos a ver el Manneken Pis, que se convirtió en la gran decepción del viaje a pesar de que Julia ya iba prevenida. Son más grandes los souvenirs que venden en las tiendas que la estatua en sí. «Pues tampoco es para tanto…» Es cierto que veníamos de pasear por la Grand Place, que eso sí que es una señora plaza, con todos esos edificios ahí tan bien puestos. Bueno, todos menos el del Ayuntamiento, que no es simétrico, tiene el lado izquierdo más grande que el derecho. Poniendo la oreja a la explicación de un guía, nos enteramos de que el arquitecto, cuando lo vio terminado, fue cuando apreció el error y sintió tal bochorno que se subió a la torre (85 metros de alta) y se tiró. Yo lo entiendo. Soy capaz de hacerle las trenzas a Julia siete veces si la raya no está recta y en el centro. Por eso no me hice arquitecto. Que aquí hay torres muy altas.
El resto del día lo pasamos callejeando. Hay unas cuantas tiendas de discos muy chulas que siempre nos gusta visitar, por el asunto del coleccionismo, y la ciudad es preciosa. Julia se pasó todo el viaje diciendo que tenía la sensación de estar en Francia, cosa que no creo que a ningún oriundo le hiciera ninguna gracia, pero lo cierto es que la cercanía entre los dos países se nota. Paseando, nos dimos de bruces con la estatua del «perro que hace pis», que es el triple de grande que la del niño y nos dejó locos. Pero no conseguimos ver a la niña, la Jeanneke Pis (que digo yo que qué obsesión con la micción, oiga), así que decidimos dar la búsqueda escatológica por finalizada. Y terminamos cenando en un bar de tapas a lo Masterchef de un español afincado en Bruselas en la plaza de Santa Catalina, que estaba llena de gente en las terrazas y muy animada, y eso que los belgas tienen fama de ser más aburridos que un hongo. Todo muy rico y muy abundante. Rodando después de la cena, nos retiramos a nuestros aposentos. La primera parte de las crónicas belgas termina aquí; aún quedan muchas cosas por contar. «Pero eso será después de la publicidad». Bueno, el lunes próximo.
Mary Wilson
Pues no es por quitarme años, pero leo el primer párrafo y me parecen motivos suficientes para que me encante a mi, y si además le sumamos lo de las tiendas de disco, lo meto en la lista de «sitios a los que hay que ir ya». Y por cierto siempre me gusta el color y la luz de tus fotos pero hoy me encanta, la primera es vintage total y las de la plaza y las flores me flipan. Deseando ver la segunda parte. Un beso guapa!!
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Gracias, bonita… Yo estoy pagando los excesos del viaje aún 🙂 Pero recomendable totalmente… Ya leerás el lunes, que creo que os va a molar…
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Ohhhh yo lo tengo en mi lista de destinos pendientes apra ir ocn las niñas, tengo muchisimas ganas!!!!!!!!! preciosa tu cronica, esperamos la siguiente! Muchos besos!
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Os va a encantar… Y para las niñas hay mogollón de cosas!!! Muchísimas gracias!!!
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Viéndolo así, apetece hacer una escapada! Vaya días más estupendos pillasteis. Con sol y todo!!
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El sábado nos llovió bastante, pero los demás días hizo un tiempo genial! La verdad es que con niños es un sitio guay!
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Estoy deseando leer la segunda parte. Unas fotos preciosas.
Yo como Natalia me quito años y lo apunto como lugar de vacaciones.
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Me vuelven loca tus fotos de este post. Además de que tienes aúna jarta de arte escribiendo.
Un abrazo!!
Paloma
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Muchísimas gracias, bonita, me hacen mucha ilusión tus palabras… y tenerte por aquí 🙂
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he de decir que en bélgica se come muy bien, entre gofres, moules et frites, el menû es apetitoso!
Jeanneke està en una pequenya calle encerrada en una jaula, es bastante complicado encontrarla si no conoces a alguien que conozca la ciudad…
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La primera vez que fui a Bruselas, la vimos, pero esta vez no llegamos donde estaba. No importa, la próxima vez 😉
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