Reflexiones de la madre vintage: La maternidad.

Lo que hay que oír. O leer. Estos días de atrás, a través de las redes (no las del Señor, aunque visto lo visto, igual de llenas de besugos están unas que otras), llegó a la madre vintage un artículo sobre la maternidad que venía a decir que las mujeres somos madres (y los hombres, padres) por egoísmo puro. Claro. Totalmente. No digo yo que no haya algún tarado/a que no decida tener hijos por un arrebato pasional y un capricho personal momentáneo, que, como las meigas, haberlos haylos. Ya lo decía el torero: «hay gente p’a tó.» Sin embargo, si me hubieran dicho que tenemos hijos por inconsciencia, por atolondramiento, hubiera comprado. Pero por egoísmo, no. Por ahí sí que no paso. Por egoísmo, me regalo un Cartier o un viaje hedonista a las Bahamas. Porque ser madre sí, te cambia la vida, te genera muchísimas satisfacciones, te hace feliz, te completa. Pero pocas profesiones habrá con tanta entrega, tan a tiempo completo, tan a fondo perdido, con tanto riesgo y tanta dedicación. Esa boutade sólo la puede decir alguien que no tiene descendencia. Y casi que mejor, que una mente tan abierta no conviene que se estropee.11911131255_4d20f9d587_o

Podría enumerar aquí todas y cada una de las cosas que madres y padres del mundo hacemos por disfute personal únicamente, pero no quiero ser exhaustiva. Sin embargo, algunas perlas de nuestro individualismo, merecen ser citadas. Por egoísmo pasamos noches sin dormir, que eso del sueño está sobrevalorado. Y fines de semana en urgencias, que es más emocionante que una escapada a Copenhague. Y tardes «empujando columpios en un parque municipal con cara de aburrimiento», como señala la autora. Porque no lo hacemos por el otro, qué va, lo hacemos por nosotros mismos. Porque somos tan simples los que decidimos tener criaturas que con eso nos despiporramos. Nos genera tal éxtasis interior, que Santa Teresa a nuestro lado era una sosa. Y eso que no tenía hijos.11911412713_58c80d60d8_o

Dice el panegírico a la no reproducción que «la gente que tiene hijos se atonta y se amuerma, se vuelve prosaica y gris, envilece su mente y estanca su intelecto» y la autora se queda tan ancha. La que suscribe, que es madre vintage y un poco maruja, no se siente para nada aludida. Ya era así antes de ser madre. Así y de muchas otras maneras, que ya saben que es una mujer de contrastes. Lo mismo les habla de los poderes del amoniaco que de Erich Fromm. Y de gris, nasti de plasti: es  technicolor a tope de pagüer. Se divierte igual que antes, se cultiva como antes y tiene el mismo afán, o más, por descubrir, aprender y probar cosas nuevas. En muchos casos, por interés personal y en otros casos, haciendo gala de ese egoísmo que le ha llevado a procrear, para educar, dar ejemplo y transmitir a la heredera. Sigue leyendo y, por egoísmo puro, lee a su escueta prole. Sigue yendo al cine, incluso, oh sorpresa, a ver películas que no son infantiles y que están fuera del circuito comercial. Sí, esas que no son Torrente, a pesar de su mente envilecida. Sigue viajando, sí, por egoísmo personal, con un pasajero más, cuya existencia natural exige parar más veces de la cuenta, llevar bolsas de plástico para posibles mareos y ahorrar un poquito más que antes. Y a pesar de su intelecto estancado visita en sus excursiones algo más que parques temáticos y ecosistemas tipo Gandía Shore. Todo muy prosaico, sí.11911413503_fe66edacc0_o

Es una pena haberse vuelto tan gris y tan muermo.  Con el atontamiento propio de la maternidad hubiera pensado que cultivar la mente, la amplía (siempre y cuando no seas madre, claro). Pero visto lo visto, y leído lo leído, está claro que se equivoca. Serán los efectos colaterales de la procreación.

¡Feliz Martes!

Mary Wilson

24 comentarios en “Reflexiones de la madre vintage: La maternidad.

  1. me acabas de dejar alucinada! quien ha escrito semejantes tonterias? la maternidad acto de egoismo??? nos vuelve grises????????? ayyyyy este mundo esta lleno de gente ignorante, seguro que quien ha escrito eso no es ni madre ni padre, al menos muy normal no está………seguro que lo ha escrito alguien que tiene un perro ( me parece genial tener perro, que conste) y trata al perro como si fuese un niño pequeño …..

    Me gusta

    1. Pues lo ha escrito una persona que sorprendentemente dedica el primer párrafo de su artículo a relatar a lo que dedica su día a día, enumerando todas las cosas que hace para ella misma. Ninguna para los demás. Se llama Purificación Mascarell y el artículo está publicado en El estado mental, bajo el título Hijos. En fin, vivir para ver…

      Me gusta

  2. Lo flipo en colorines.
    Entonces os gano a egoísta a todas, pues mira que para ser madre me lo he tenido que currar…

    ¿Atontada? ¿Gris? Cada vez que pienso en las cosas que hago porque tengo hijas, todo lo que leo, lo que descubro, lo que me saca de casa… que si no tuviera que hacerlo «por obligación» estaría yo tan ricamente tumbada en mi sofá viendo la tele y regodeándome en mi propia vago-ignorancia.
    Definitivamente el tener hijos te enriquece como persona.

    Me gusta

  3. Ser padres no nos exime de ser personas, pero creo en la necesidad de ser egoista como punto de partida para dar lo mejor a un hijo, una vez una persona sabia me dijo, si no te quieres a tí más que a tu propio hijo no le podrás dar lo mejor de tí. puede que haya que matizar esta afirmación pero no soporto la paternidad condicionada de algunos padres y madres para los que educar consiste en darselo todo a sus hijos y quedar en un segundo plano, gracias por la lectura 😉

    Me gusta

    1. Puedes tener razón, aunque creo que la reflexión del artículo que da pie al mío no es ésa. Viene a decir que se tienen hijos por egoísmo personal, no que los eduques desde un punto de vista egoísta. Y yo tampoco soporto la paternidad que consiste en dar todo a los hijos. Porque eso les hace intolerantes a la frustración. Es muy fácil decir a todo que sí, no tener discusiones ni problemas, pero eso los hará infelices el día de mañana… Gracias por pasarte y comentar! 🙂

      Me gusta

  4. Por lo visto te conviertes en madre y las neuronas mueren. Jua, jua.
    Es verdad que los primeros meses de un hijo son muy absorbentes. Pero después la vida vuelve a la normalidad.
    Los hijos ni te atontan ni te vuelven inteligente. Yo tengo las mismas aficiones que antes y creo que algunas se las he transmitido al mi hijo. Me ha acompañado a exposiciones, ha hecho fotos conmigo…
    Y creo que casi todos los padres intentan «mejorar la raza». Es decir, educar personas mejores, más felices, más solidarias, más abiertas al mundo… Al menos yo conozco a muchos que piensan así.
    Uf, como me enrollo.
    Besos.

    Me gusta

    1. Debe ser una enfermedad de ésas que salen en House, autoinmune. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Y sí, todos intentamos que sean mejores que nosotros y eso lleva a que nos esforcemos y estudiemos más. Pero no sólo en cuestiones de maternidad, yo puedo hablar de muchas otras cosas (aunque no lo parezca por el blog, jajaja!)

      Me gusta

  5. Una vez leído íntegro el texto, todavía me resulta más epatante. Me sorprende, aunque por desgracia cada vez es más frecuente, que la gente necesite que lo qe los demás hacen parezca una mierda para poder sostener sus propias opciones, «yo no tengo hijos porque a los intelectuales no nos da tiempo, luego tener hijos atonta». Yo estás cosas las hablo con Paul, estas y otras, para intentar que sea una persona equilibrada y no dogmática, pero creo que eso no me redimirá porque allá por 2007 yo también hablé de la toxoplasmosis.

    Me gusta

    1. Jajajajajajaja!!! Es muy flipante que alguien que se define a sí mismo como intelectual, alguien que se dedica a estudiar… no tenga una mente más abierta. Hay madres que son unas cotufas e investigadores que también… En todas partes cuecen habas… Yo intento que no juzgue, cada uno tiene sus motivos para hacer las cosas y tomar sus decisiones y tan válidas son unas como otras… Aunque no sirvan para todos las mismas.

      Me gusta

  6. El artículo al que te refieres no es más que una particularización de una doctrina gnóstica, más vieja que el alcanfor, en virtud de la cual todo acto de generosidad sería, en realidad, un acto de egoísmo y autocomplacencia, porque su intención última es satisfacer un institnto primario, o provocar que nos sintamos bien con nosotros mismos. Así que no seríamos generosos por amor ni por el bien ajeno, sino, en último término, para sentirnos bien nosotros. De donde se deduce rápidamente que el bien y el mal no existen, que la norma moral es una forma de represión a la que somos adictos, y bla, bla, bla…

    A la mayoría de la gente este tipo de ideas le provoca cierta desorientación allá por los 15 años, pero muy pasajera. Luego uno crece y se da cuenta de que cuando una persona lleva a cabo actos de generosidad casi siempre es porque es una buena persona, sin más, de la misma forma que cuando una persona hace cabronadas seguramente es porque es un cabrón. Pero hay personas que se quedan en los 15 años de por vida, como podemos comprobar mediante la lectura de artículos como ese.

    Ser madre – o padre – es una experiencia inenarrable, y lo es no a pesar de que implique renuncias y sacrificios, sino precisamente porque implica renuncias y sacrificios, como todas las cosas que verdaderamente merecen la pena.

    Enhorabuena por ser capaz de escribir una respuesta tan acertada y demoledora, pero a la vez tan respetuosa y llena de sentido del humor, es ciertamente difícil.

    Me gusta

    1. Que una persona tan inteligente y tan dotada para la escritura como tú, Ángel, me diga eso, a pesar de que me parece increíble, para mí, es un honor.
      Esa idea de que el bien y el mal no existen, de que la norma moral reprime, que la educación somete… está muy extendida hoy en día, pero es mentira. No sólo en sí misma, sino que trata de encubrir otro orden moral, aunque eso no lo cuentan.
      Y en cuanto a las renuncias y sacrificios que conlleva la maternidad o paternidad, creo que hay una concepción errónea en todo eso. La VIDA en general y con mayúsculas es renunciar. Se equivoca aquél que piensa que puede tenerlo todo. Vivir es renunciar y elegir y, en condiciones normales, como la mayoría de los mortales, sacrificio. Mayor o menor, pero esfuerzo. Mental o físico, incluso ambos.
      Muchas gracias por tu reflexión, se aprende mucho de ella 🙂

      Me gusta

  7. No creo que la maternidad sea una elección. Un acto irreflexivo, enamorado o vital sí, como dices, pero no eliges porque sólo conoces una de las opciones: no tener hijos. De la otra te han hablado, pero no la conoces hasta que no eres madre y, de la misma manera que no sabes lo que es estar enamorado mientras no lo estás, no sabes lo que es la maternidad hasta que no la sientes en tus entrañas. Es cierto que en ese momento ya no puedes elegir, pero tampoco quieres.
    Un hijo conlleva alegrías, dedicacion y algun que otro sufrimiento, como todo amor que se precie de serlo, pero nunca vi una madre que cumpliese los adjetivos de aquí la amiga a menos que ya se la pudiese calificar así antes. Las madres (y padres, que me refiero a nosotras quizá porque es mujer la que escribe, pero desde luego el amor y la dedicación no son exclusivos) que conozco son justo lo contrario: personas que se esfuerzan en ser mejores cada día, generosas, motivadas, apasionadas y, quizá por estos círculos 2.0 en los que me muevo ahora, más creativas que nunca.
    Le deseo a esta mujer tan simplista un hijo que le abra la mente, el corazón y la mirada, para que pueda salir de su mundo de colores y venir al gris que felizmente los mezcla todos.
    Y a ti, mamá vintage, un beso de los buenos, con manos de olor a tierra alrededor del cuello y algún moquete.

    Me gusta

    1. Qué comentario tan bonito, Ana… Tienes razón en que una vez que decides ser madre no conoces más que lo que supone no serlo. Igual que el amor, en eso tienes toda la razón.
      Gracias por pasarte y comentar, bonita!! No sabes las ganas de verte que tengo… y de devolverte ese beso con abrazo apretado 🙂

      Le gusta a 1 persona

Deja un comentario