Palabras para Julia: Cosas que debes aprender antes de hacerte mayor.

Una lista, lo que más. La madre vintage se viene arriba con el asunto de las listas. Decálogos que rigen su existencia y su destino. De los de diez puntos, no se vayan a creer, aunque en las redes del lenguaje binario ya saben ustedes que hay de todo, incluso decálogos de seis, siete y once axiomas. Pero no, ella tira de clásicos y se mantiene firme en su apuesta. Todo al diez.Lo de ser madre (y padre, que esto que les cuento no es patrimonio exclusivo de la sección femenina) es un follón. No sólo por la logística, que también, sino por el asunto educativo, que hay que estar todo el día dale que te pego con los vástagos para que aprendan a vivir y ser personas. Que si come las verduritas, que si recoge los juguetitos, que si lávate las manitas… En fin, un estrés continuo. Por eso conviene clarificar y resumir, que a veces nos enredamos con la casuística y lo fundamental queda diluido entre tanta riña y tanta orden. Así que el otro día, sintetizando, la madre vintage extrajo diez necesidades básicas que quiere transmitir a la heredera antes de que crezca, diez mandamientos de la vida feliz:

1. No tengas miedo. Tampoco es cosa de alistarse con los Hobbits para ir a deshacerse del Anillo Único. La cuestión es ser valiente para enfrentarse a lo que venga.: orcos, mortífagos o moradores de las arenas. Pero no hace falta ser el adalid de la temeridad hecho carne, ¿mexplico?
2. Sé generosa. Da. Siempre. Por el placer de dar, de hacer cosas por los demás. Por la satisfacción de ver a la gente feliz. Por el gusto de pensar en otras personas. No como medio para conseguir nada a cambio. El resultado no importa; lo que cuenta es el proceso. Maquiavelo con nosotros lo tendría chungo. Eso sí, con mesura. A ver si se van a pensar que somos el Bancospaña.
3. Perdona. Y pide perdón. Todos, absolutamente todos nos equivocamos. Se lo dice la sucesora de Mr. Bean. Pero todos, todos, merecemos una segunda (y a veces, tercera, cuarta, quinta…) oportunidad. Que hay quien de tanto tropezar, le ha tomado cariño a la piedra. Pues eso, «hala, daos un beso y pedíos perdón.
4. Esfuérzate. Para mejorar, para alcanzar tus metas, para saber más. Salvo que tu máxima aspiración en la vida sea ser tronista de MHYV. Entonces no. Entonces entiérrame y ya «haz lo que quieras, nena, será que yo no entiendo.»
5. Sé libre. No en plan pájaro de la canción de Nino Bravo, que nos conocemos. Me refiero más al «Do anything you wanna do» del otro día, al decidir por uno mismo, al no seguir al rebaño… y si dicen, pues que dizan. Años y años de «a mí no me importan los demás, a mí me importas tú» y de «si Fulanita se tira por un puente, ¿tú también?» no pueden haber sido en vano.
6. Sé educada. De los productores de «de bien nacido es ser agradecido» y «¿qué se dice, nena?» y del director de «menos mal que vas a colegio de pago», llega «las palabras mágicas en esta casa son buenos días, por favor, perdón y gracias.» Y san seacabó.
7. Sonríe. No en plan pantojil, dientes dientes, ni como si te hubieras fumado sustancias alucinógenas en cantidades industriales. No. O sí. Como un estado de felicidad continuo y un arma de disuasión masiva.
8. Respeta. A mí no me levantes la voz, que soy tu madre. Pues eso mismo, pero con el resto del mundo mundial.
9. Sé tú misma. Pues claro, nena, ¿quién vas a ser? ¿La vecina del cuarto? Ya lo decía Ortega (y Gasset, también; los dos): tú eres tú y tus circunstancias. Con la cara tan bonita que tienes, no te inventes ni enseñes otra. Porque el mundo está lleno de imitaciones, pero originales hay muy pocos.
10. Apasiónate. Ríe, grita, sueña, canta, salta, baila, prueba, ama, llora, siente, vive. Con todas tus fuerzas y todos tus sentidos. Implicación nivel ninja. Pero sin nunchakus de ésos.

Y aspira al sobresaliente en esta lista, nena, que lo que bien está, bien parece.

¡Feliz Martes!

Mary Wilson